"La lucha y la solidaridad son el único camino".

C.A.O.S. (Asamblea por la Lucha Obrera de Alcorcón - Asamblea Autónoma de Trabajadores/as Madrid sur) queremos ser un punto de encuentro para la participación asamblearia y de carácter plenamente horizontal. Vemos necesario construir un espacio donde generar una respuesta conjunta por parte de colectivos, iniciativas, organizaciones y personas a título individual para hacer visible, de esta manera, la situación social y laboral generada tanto por los desmanes, como por los efectos intrínsecos al sistema capitalista.

La finalidad es conocernos, reflexionar y sobre todo, sentar las bases para el trabajo común, a través de la acción directa y el apoyo mutuo entre las personas en activo o desempleadas, independientemente del origen que se tenga.

Ha llegado el momento de comenzar a tomar la gestión de nuestras propias vidas.


C.A.O.S Coordinadora de Asambleas Obreras del Sur

sábado, 1 de octubre de 2011

Pongamos que hablo de Mandriz: Unidad de acción vs. Cenobitas Estéticos de la lucha obrera.

"cenobita.
(Del lat. coenobīta).
1. com. Persona que profesa la vida monástica."

Mientras las agresiones de la clase político-económica dominante, con su fascismo de mercado, se suceden, una tras otra, sobre la clase trabajadora y la ciudadanía. Mientras se recortan y destruyen derechos sociales básicos, desde antes ya raquíticos e insuficientes (trabajo, sanidad, educación, pensiones.., etc.), a un ritmo implacable. Mientras la violencia social contra el pueblo se multiplica en función exponencial, sin que parezca posible una respuesta de resistencia; a algun+s sindicatos de clase de Mandriz y a much+s compañer+s  en la lucha, por lo visto, les queda tiempo para debates teóricos sobre la pureza (o la estética) del anarco-comunismo o el sexo de los Bakunins. Debates contra la acción. Debates que solo fomentan la parálisis, la desunión y la infinita  indefensión de la clase trabajadora.

Desde la autonomía sureña, trabajadora y combativa, nos reafirmamos en la necesaria unidad de clase frente a las agresiones. Unidad entendida a través del estricto asambleismo. Unidad entendida exclusivamente para la acción común en la lucha. Unidad de clase, plasmada sobre acuerdos concretos, limitados en el tiempo por su propia efectividad. Unidad de clase; sin plataformismos, ejecutivismos ni estructuras formales. Unidad para la acción. Unidad para la autodefensa; para la lucha.
Por todo lo expuesto, no podemos más que quedarnos perplejos ante estas actitudes cenobíticas y dudosamente revolucionarias. Pero en fin, la lucha no espera a nadie; y en las calles y los tajos nos veremos, todos a la una o, tristemente, por separado.
Nos permitimos editar un artículo de opinión de "A las barricadas" (del 24/09/11) que bien podría ilustrar el tema de esta entrada.
     ¡Por la unidad de la clase trabajadora !
     ¡Arriba l+s que luchan !
     ¡Todo el poder a las asambleas!



 
Mejor solo, que bien acompañado
por Acratosaurio rex (Extraido de "A las barricadas.org")  http://www.alasbarricadas.org/noticias/node/18578 
Una nueva y modesta protesta sindical preparan los sindicatos pequeñitos, intentando superar sus minúsculos tamaños, de cara a enfrentar la crisis y todo eso. Me dice uno, puro y tal, que es inadmisible que anarquistas, ajenos a todo tipo de prebenda, se unan con monstruos autoritarios que, sindicalmente hablando, se encuentran engranados en la rueda del poder, y que carentes de análisis certeros, carecen de capacidad para hacer la revolución. O algo así. Y me insta a que me moje y opine. Realmente, en mi opinión personal, yo, como lagarto anarquista, voy mucho más lejos. No solo procuro no juntarme con organizaciones no anarquistas, sino que evito cualquier tipo de organización, incluyendo a las libertarias de pedigrí extremo. Uno entra ya en los locales como el que entra en un pozo lleno de gases tóxicos: aguantando la respiración para evitar caer redondo al suelo. Hay tal cantidad de maniobras, contubernios de despacho y miradas atravesadas, que dan risa. Uno puede estar tan apacible, contemplando el sereno rostro de Durruti, estornudar, y encontrarse colgando de los pulgares en el retrete. Así que, ojo.

Pero claro, aquí no estamos hablando de mi amor por los desiertos calcinados. Se trata de torcer el curso de los acontecimientos y de emplear la fuerza para ello. Tenemos derecho a la defensa, tenemos que responder golpe por golpe (1), y si hay huelga, del tipo que sea, tiene que romper la producción. Una huelga es la paralización del capitalismo. Si no, no hay huelga. ¿Se puede hacer huelga con malos aliados?
Malatesta me decía una vez (2), en su casa en Roma, conectado a una bombona de oxígeno, que había que aliarse con cualquiera que quisiera hacer la revolución, aunque pudieran traicionarnos en el camino. "Mejor ser traicionados que traicionarnos a nosotros mismos" —me decía el viejo resollando. Claro. Al fin y al cabo las revoluciones no las hacen las personas que quieren hacerla, ni las que hablan de ella a todas horas, sino las que no pueden evitar hacerla. Los revolucionarios suelen estar latentes, pero no visibles, porque son el peón, la portera, el estudiante, la limpiadora y Gavroche en la barricada muriendo, insignificante, bajo el fuego de fusil.
Pero bueno está, seamos oscuros: la revolución solo puede hacerse con una ajustada relación entre medios y fines. Cierto. Pero no es menos cierto que la revolución busca para sus fines lo que tiene a mano. Ella posee su propia dinámica, trabaja con lo que hay, y no con lo que le gustaría que hubiera, y se lanza al abismo cuando le parece oportuno. Y dado que en la actualidad, hasta en los antros más extremos hay reformismo a raudales, lo sé porque llevo doscientos años observándolos,  a la única conclusión posible a la que se puede llegar, es a la de que la próxima Revolución, la Grande, la Buena, la Social Libertaria, la harán los Reformistas&Unidos, aunque no quieran hacerla. Porque los anarquistas puede que estén ocupados en otros menesteres.
Mejor solo, que bien acompañado. Lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.

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NOTAS
Extractos en las citas (1) y (2) de la muy recomendable obra de Errico Malatesta. Podéis leerla en versión digital buscando:
(1) Un hombre puede, si es muy..., cristiano, sufrir pacientemente toda clase de presiones sin defenderse con todos los medios posibles,y seguir siendo quizás un hombre moral. Pero, ¿no sería en la práctica y aun sin quererlo un terrible egoísta si dejase oprimir a los demás sin tratar de defenderlos? ¿No lo sería, por ejemplo, si prefiriese que una clase fuese reducida a la miseria, que un pueblo fuese hollado por el invasor, que un hombre fuera ofendido en su vida y libertad, más bien que arrancar el pellejo al opresor?
Puede haber casos en los cuales la resistencia pasiva sea un arma eficaz, y entonces resultaría por cierto la mejor de las armas, porque sería la más económica en sufrimientos humanos.
Pero las más de las veces profesar la resistencia pasiva significa asegurar a los opresores contra el temor de la rebelión, y por lo tanto traicionar la causa de los oprimidos…
Es curioso observar cómo los terroristas y los tolstoystas, justamente porque unos y otros son místicos, llegan a consecuencias prácticas casi iguales. Aquéllos no dudarían en destruir a media humanidad con tal de hacer triunfar la idea; éstos dejarían que toda la humanidad permaneciese bajo el peso de los más grandes sufrimientos más bien que violar un principio.
Para mí, yo preferiría violar todos los principios del mundo con tal de salvar a un hombre; lo cual equivaldría en verdad, por otra parte, a respetar el principio, porque según mi opinión, todos los principios morales y sociológicos se reducen a uno solo: el bien de los hombres, de todos los hombres.
Anarchia (número único), Londres, agosto de 1896.

(2) Si la revolución pudiéramos hacerla nosotros los anarquistas solos, o si no los socialistas por su cuenta, podríamos darnos el lujo de proceder cada uno por sí, y hasta de pelear entre nosotros. Pero la revolución la hará todo el proletariado, el pueblo entero, del cual los socialistas y los anarquistas son numéricamente una minoría, aunque aquél parezca tener muchas simpatías por unos y otros.
Dividirnos inclusive donde podríamos estar unidos significaría dividir al proletariado, o más bien entibiar su simpatía, hacerlo menos proclive a seguir la dirección ampliamente socialista común, que socialistas y anarquistas juntos podrían hacer triunfar en el seno de la revolución. Pero a esto deben proveer los revolucionarios, y especialmente los socialistas y anarquistas, no acentuando sus motivos de disenso sino atendiendo sobre todo a los hechos y propósitos que pueden unirlos y permitirles conseguir el máximo resultado revolucionario posible.
Umanità Nova, 1° de mayo de 1920.

Nosotros solos no podemos derrotar al fascismo y menos aún derrocar las instituciones. Por lo tanto, debemos unirnos a aquellos que, aun no siendo anarquistas, tienen en común con nosotros los fines inmediatos, o si no dejar que los fascistas continúen con la complicidad del gobierno tiranizando a Italia, y que la monarquía reine sin perturbaciones.
Pero en las “alianzas revolucionarias” uno resulta siempre “traicionado”. Es posible, pero preferimos arriesgarnos a que nos traicionen los otros, más bien que traicionarnos a nosotros mismos agotándonos en la inacción.
Las posibles traiciones no serán tampoco inútiles, porque mostrarán a los trabajadores quiénes son los que realmente quieren servirlos, y a los revolucionarios quiénes son aquellos que quieren hacer realmente la revolución.
Nosotros en estos últimos años nos hemos aproximado para una acción práctica a los diversos partidos de vanguardia y hemos salido siempre mal parados. ¿Debemos por esto aislarnos, rehuir los contactos impuros y no movernos o tratar de movernos sino cuando podamos hacerlo con nuestras solas fuerzas y en nombre de nuestro programa integral?
Yo no lo creo.
En efecto, la revolución no podemos hacerla nosotros solos... Deberíamos entonces estar siempre dispuestos a secundar a los que quieran actuar, aunque esto implique el riesgo de que luego nos dejen solos y nos traicionen.
Pero al dar a los otros nuestra ayuda, o mejor, al tratar siempre de utilizar la fuerza de los otros y aprovechar todas las posibilidades de acción, debemos seguir siendo siempre nosotros mismos, y ponernos en condiciones de hacer sentir nuestra influencia y contar, por lo menos, en proporción a nuestras fuerzas.
Y para esto importa entenderse, unirse, organizarse de la manera más eficaz posible. Malatesta. Umanità Nova, 26 de agosto de 1922     

2 comentarios:

  1. Es muy fácil echarle la culpa a los demás de nuestro propio fracaso...

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  2. No es el fracaso de un+s ni de otr+s. Es el fracaso para tod+s. Las agresiones se sucenden, y la capacidad de defendernos sigue bajo mínimos. Organización y acción son más necesarios que nunca. La lucha debe continuar...

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