En los últimos tiempos, la crisis del sistema capitalista en que nos hallamos ha adquirido algunas de sus más feroces características. Se trata, como han indicado autores como Jorge Beinstein e Immanuel Wallerstein, de una crisis múltiple y global, antesala de una enorme bifurcación civilizatoria, donde se dan cita imparables convulsiones económicas, financieras, políticas, culturales y geoestratégicas.
Así, la crisis financiera generada por la tremenda huida hacia delante de un capitalismo incapaz de recuperar sus tasas de rentabilidad en las actividades productivas, ha derivado, progresivamente, en una crisis de la economía real y, finalmente, en una crisis fiscal sin precedentes.
Encaramos un enorme torbellino de la deuda pública, alimentado de manera exponencial por el regalo multimillonario realizado a los grandes inversores por parte de los gobiernos occidentales el año pasado. Básicamente, nos prestan a un tipo de interés superior a lo que les dimos hace un año a un precio ínfimo. Y el resultado final, dado que se han empeñado en cobrar una deuda a todas luces imposible de pagar, va a ser una cadena de ajustes sociales de una dureza tremenda, por lo que serán las clases trabajadoras europeas las que financien la debacle generalizada del modo de producción capitalista. Unos ajustes que no son más que la versión acelerada y expandida de las mismas políticas neoliberales que, en su acumulación en los últimos decenios, han llevado a la situación actual.
Así, la crisis financiera generada por la tremenda huida hacia delante de un capitalismo incapaz de recuperar sus tasas de rentabilidad en las actividades productivas, ha derivado, progresivamente, en una crisis de la economía real y, finalmente, en una crisis fiscal sin precedentes.
Encaramos un enorme torbellino de la deuda pública, alimentado de manera exponencial por el regalo multimillonario realizado a los grandes inversores por parte de los gobiernos occidentales el año pasado. Básicamente, nos prestan a un tipo de interés superior a lo que les dimos hace un año a un precio ínfimo. Y el resultado final, dado que se han empeñado en cobrar una deuda a todas luces imposible de pagar, va a ser una cadena de ajustes sociales de una dureza tremenda, por lo que serán las clases trabajadoras europeas las que financien la debacle generalizada del modo de producción capitalista. Unos ajustes que no son más que la versión acelerada y expandida de las mismas políticas neoliberales que, en su acumulación en los últimos decenios, han llevado a la situación actual.
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Artículo de Jose Luis Carretero, miembro de ICEA, que habla de la presente reforma laboral, en un contexto de crisis social, política y económica, como herramienta para perpetuar las diferencias entre las clases sociales, siempre en detrimento de la clase trabajadora.
Puedes continuar leyendo este articulo, reproducido aquí solo en parte, en la web del ICEA http://iceautogestion.org/ y en el nº19 de la revista Transversales donde aparece publicado http://www.nodo50.org/trasversales/.
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